Anaïs Boudot. BilbaoArte 2018.
Anaïs Boudot inventa sus propias misiones fotográficas que memoran las de los fotógrafos del siglo XIX. Expediciones en la naturaleza con un objetivo claro. Sabe lo que busca y hace solo las fotografías necesarias. Son tomas con final feliz. Disfruta del aire, de la luz, de los olores… Observa los helechos y otras plantas y en ocasiones se detiene para recoger piedras, conchas, vegetales, fósiles o cualquier objeto que le resulta interesante y que en un proceso entre lo alquímico y lo lírico podrá convertir en un fotograma o pasar a formar parte de su Wunderkammer como una poesía no verbal.
Las olas del mar Cantábrico azotan las rocas de la costa. Anaïs recoge el momento.
Después vendrá el trabajo en el laboratorio y en el taller. Como si su obra fuera una roca sedimentaria y la artista la diagénesis, poco a poco, mediante la pintura, ella va creando capas con diversas opacidades en la imagen fotográfica de gelatina de plata que ha impresionado sobre vidrio. Luces y sombras, opacidades y transparencias. La representación fotográfica se convertirá en un paisaje onírico.
Además, en el proceso, la temporalidad de la secuencia ha dejado de ser objetiva y la exposición ha cambiado. ¿Ha pasado una nube en ese momento? No lo sabemos, pero la exposición cambia. Las rocas aparecen y desaparecen bajo las olas en este pequeño y poético film.
Anaïs Boudot (Metz, Francia. 1984) Bellas Artes en Metz. Fotografía en la École Nationale Supérieure de la Photographie en Arles. Le Fresnoy-Studio, fotografía, video y nuevas tecnologías. En 2016, seleccionada para formar parte de l’Academie de France en Madrid, Casa Velázquez (estudio hispanístico de creadores e investigadores franceses) realiza un proyecto místico por paisajes y ciudades de Castilla tras los pasos de Santa Teresa de Jesús. Viaja por España. Becada en BilbaoArte. Desde 2016 es representada por la galería Binome de Paris.
www.anaisboudot.net
Txema Agiriano
Texto publicado originalmente en el catálogo de BilbaoArte 2018.
Diciembre 2018