La memoria de Alain Urrutia
“El Quinto En Discordia”, nueva lectura
Casa Torre de Ariz. Basauri
del 14 de enero al 22 de Febrero de 2011
En la Casa Torre de Ariz, en Basauri, se expone hasta el 22 de Febrero la obra del joven pintor bilbaino Alain Urrutia. Con el título de El quinto en discordia muestra treinta y tres cuadros de diferentes tamaños, pintados al óleo y todos ellos ausentes de color. Su paleta se ha limitado al blanco, negro y gris.
Urrutia, nacido en 1981 es sin duda uno de los artistas jóvenes actuales que más y merecido reconocimiento está obteniendo en los últimos tiempos. Obtuvo la beca de la Diputación del pasado año, el premio del Colegio de Ingenieros, los premios INJUVE y UNED y ha sido becado también con estancias en Noruega y BilbaoArte. Ha participado en interesantes ferias y exposiciones colectivas como Art Lisboa, Art Santander, Antes que todo en el CA2M, Inéditos 2010 en la Casa Encendida, Entornos Próximos en el Artium, Ertibil,… También ha expuesto de forma individual en BilbaoArte, Montehermoso, Noruega, Galería Michel Mejuto y Espacio MenosUno de Madrid. Además ha obtenido gran reconocimiento con la publicación de una novela gráfica: Ihes Ederra / La Bella Huida / La Bella Fugida publicado por Editorial Alberdania en euskera, catalán y castellano.
Cuando entramos en la sala de exposiciones de la Casa Torre de Ariz, directa como un puñetazo, nuestra mirada salta hacia la pared del fondo. Como un resultado de google images en la pantalla de nuestro ordenador, la pared aparece repleta de imágenes en blanco y negro que asemejan retratos fotográficos. Son las pinturas al óleo en blanco, negro y grises de Alain Urrutia. Aunque estén borrosos algunos de estos retratos nos resultan familiares. Entre ellos identificamos con claridad a Fidel Castro. Vemos que otros son personajes anónimos, probablemente tomados de fotografías de álbum de familia. Un niño nos apunta con una escopeta. ¿La imagen de la mujer que aparece muerta procederá de una foto de autopsia? En otros de los cuadros vemos gestos de dolor, pena y sufrimiento y también el esqueleto de una mandíbula. Algunas de estas imágenes son sin duda en origen fotos de prensa. Apreciamos violencia, política, guerra pero también el cine de Hollywood. También caras borradas y desencuadres. Cierto ambiente de cine negro americano.
En la pared de la derecha un único cuadro de una mujer joven que mira la pared del fondo. El resto de la sala ha quedado vacía.
El quinto en discordia se pudo ver en OTR espacio de arte de Madrid dentro de la colectiva Todo disfraz a finales del pasado año. El montaje es ahora más panorámico, a la vez que más cinematográfico. Además el artista ha eliminado una pieza, su autorretrato, con lo que nos propone una nueva lectura. Se distancia y mira junto a nosotros su obra.
La pintura de Urrutia se parece a muchas otras que hemos visto antes: Gerhard Richter, Luc Tuymans, Wilhelm Sasnal, Marcel van Eeden,… pero él con su buen hacer, su manera de trabajar y su forma de presentar consigue atraer nuestra atención hacia su obra. No basta con hacer, hay que hacerlo bien y él lo consigue.
En 1964 Gerhard Richter comenzó a pintar cuadros a partir de fotografías. Le sorprendía la fotografía no profesional y a través de la pintura quería completar lo que el había visto en ellas. Fotografías sin composición, sin estilo. Utilizar no la fotografía como medio para la pintura, sino la pintura como medio para la fotografía.
Muy pronto decidió archivar todas esas imágenes que le servían para realizar sus pinturas creando esa obra en proceso que son los Atlas que luego ha mostrado en forma de paneles repletos de imágenes (fotos de prensa, retratos, fotos familiares, pornografía, terroristas,…). Estos conforman una memoria donde coinciden hechos históricos y recuerdos personales que marcan su obra pictórica.
Alain Urrutia parte como Richter de la fotografía. Como el gran artista alemán reduce drásticamente su gama cromática y desenfoca la imagen. La memoria muchas veces se presenta borrosa y como algunos sueños es en blanco y negro. En los últimos años el bilbaino ha ido presentándonos diferentes capítulos que van desde la memoria del arte como en Aktionismus o München Glyptothek, otras aparentemente personales como Evig Sondag o Wunscht o memorias de tipo colectivo como en La paz aburre. En los últimos tiempos con Katamalo, Tertium Quid o la que ahora visitamos combina todas ellas mezclando escenas de violencia con imágenes cotidianas e imágenes de los medios de comunicación y el cine. Está creando su propio álbum que finalmente resulta desasosegante.
El quinto en discordia nos remite a las instalaciones con fotografías de Christian Boltanski como Humans que actualmente puede verse, de nuevo, en el Guggenheim dentro de la exposición Haunted. En ésta, el autor francés, se apropia refotografiando en blanco y negro fotografías de desconocidos. Las originales son tanto fotografías de prensa, como de archivos de investigación criminal como fotos de álbum de familia. En la instalación estas imágenes son colocadas unas al lado de otra iluminadas con una luz muy tenue a partir de bombillas desnudas dificultando la visión y haciendo la estancia un tanto lúgubre. Crea con todo ello un espacio para la reflexión y la memoria, un monumento al desaparecido desconocido o una instalación para el día de todos los difuntos. Es un monumento a las víctimas del Holocausto.
Mientras tanto Alain sigue pintando. En su web cuelga ya un trabajo de 2011. Es un retrato de una mujer con la cara cancelada, la ha pintado con negro por encima. Y sobre el cuadro aparece una cuadrícula negra.
Txema Agiriano
Publicado originalmente en Mugalari el 4 de Febrero de 2011
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