La pincelada protagonista. Usoa Fullaondo
Los teatros de papel, motivo de juego y alegrías durante la infancia de nuestros abuelos, vuelven a la actualidad de la mano de la artista getxotarra Usoa Fullaondo. Ella ha sacado estos teatros del olvido y de las jugueterías, quitándoles el polvo y las telarañas, inscribiéndolos en el mundo del arte mediante un proceso conceptual.
Hasta el 29 de Enero la Galería Espacio Abisal sita en la calle Hernani de Bilbao, muestra la exposición Maneras Verticales de la artista Usoa Fullaondo. Fullaondo nace en Getxo en 1979 y estudia Bellas Artes en la UPV/EHU. En 2004 obtuvo una beca en BilbaoArte. Su proyecto de tesis “El azar en los procesos lúdicos de creación” fue en 2007 el germen de la exposición “Txiripa” y de un ciclo de conferencias y conciertos en aquella universidad que comisarió en colaboración con su director de tesis Fito Ramirez-Escudero. En aquella exposición, donde ella también participaba, veíamos ya los primeros teatros de papel de Fullaondo. Estos mismos teatrillos fueron también motivo de la exposición que realizó en Montehermoso a través del programa NEXT de colaboración entre ésta institución y la Facultad de Bellas Artes, con el fin de que artistas emergentes accedan a éste espacio expositivo. En 2009 fue premiada con una ayuda a la creación por Injuve –lo que le ha supuesto exponer en el Círculo de Bellas Artes en Madrid- y fue seleccionada en la muestra itinerante Ertibil donde presentaba una colorista serie de sus mandarlas (unas figuras abstractas, decorativas y tal vez místicas).
Los teatrillos de cartón de Fullaondo a los que ella titula Paintbrush Theatre o Teatro de la Brocha son recortables que ella diseña. Hace años, mientras trabajaba en la biblioteca de la Facultad de Bellas Artes descubrió por casualidad el libro Toy Theatres on the world de Peter Baldwin, un libro sobre teatros de papel de los siglos XIX y XX y a partir de entonces quedó prendada. Actualmente en países como Alemania, Francia e Inglaterra existe un movimiento de recuperación de este tipo de teatritos, creando incluso festivales donde se representan obras clásicas y otras de nueva creación. Años después de descubrir éste libro Usoa vió el catálogo de una exposición de la colección de teatros de la coleccionista Lucía Contreras. Usoa contactó con ella y conoció su interesante web, teatritos.com donde se puede ver parte de ésta colección. Más recientemente compró el teatro de cartón “Caperucita Azul” –editado durante la dictadura y de ahí que caperucita no fuera roja, sino azul y falangista- que le sirvió de guía para crear sus teatros.
En ésta exposición los encontramos en sus cajas de cartón, listos y numerados para su venta y también ya montados. La fachada del escenario representa un palacio y es una pieza fija. El resto de los elementos del teatro, tales como los diversos telones, fondos y muebles son móviles e intercambiables para permitir la participación del espectador.
El “juguete” se acompaña de unas descriptivas instrucciones de montaje y uso. Para su edición –limitada a 50 juegos- se ha utilizado la impresión digital. Los teatros ya montados los presenta sobre una tabla colocada sobre unos caballetes. A base de recubrir las paredes de la sala expositiva con un trasnochado papel pintado y unos cuadritos con mandarlas, enmarcados a modo de retratos de familia crea una nueva escenografía que nos remite a finales del siglo XIX o principios del XX, el momento mas esplendoroso del tipo de recortables que ella crea.
En otra pared proyecta la película, con aire de cine mudo, que ha realizado a partir de situar los elementos de su teatro de diferentes maneras.
La clave y diferencia entre su teatro y los comerciales está en los actores. Si en los otros teatrillos estos son representaciones humanas o personajes de cuento, en los de Fullaondo los actores son brochazos de pintura. De ésta manera la pincelada adquiere presencia como personaje real, es protagonista. Y es un protagonista máximo en todos los sentidos. Si la propia pintura es protagonista a partir de las primeras vanguardias y especialmente con el expresionismo y toma aun mayor protagonismo en el expresionismo abstracto y en el action painting, aquí se hace protagonista puro y duro como lo era en aquella serie de esculturas de Claes Oldenburgh titulada Brushstroke o en aquellas pinturas de Roy Lichtenstein del mismo título. Pero de nuevo encontramos una diferencia, ya que si en aquellas es representación, aquí se trata de presencia pura. Son los tics, los gestos y las maneras que Usoa utiliza al pintar y se repiten en sus obras pictóricas los propios protagonistas. No hay representación. Ella las ha clasificado y las ha hecho protagonistas de estos teatros de cartón.
En la obra de Usoa, esto no es nuevo. En algunas de las obras que realizó durante su estancia en BilbaoArte –que también presenta en Abisal- encontrábamos pinceladas colocadas en un escenario dentro de una cajita de madera. Otras de sus pinceladas trabajaron en un circo que la artista montó para ellas. En los collages que muestra en la exposición, las pinceladas se muestran sobre fondos estampados. Y en una serie de cuadros estos pequeños collages con pincelada fueron reproducidos, manualmente, a una escala mucho mayor.
Su obra más reciente, “Heaven Can Wait” que se puede ver en su flickr, son pequeños collages muy narrativos y con idea de exvoto, deudores del surrealismo y cercanos a Neo Rauch o a Jaime Baldridge. Su iconografía sigue dentro del mundo del espectáculo de principios del siglo XX, del circo y del freakshow.
La pincelada de Fullaondo, cargada de personalidad, es un nuevo John Merrick clamando: ¡Soy un hombre!
Txema Agiriano
Publicado originalmente en Mugalari 15 de enero 2010