jueves, 14 de enero de 2010

“Hago cuadros porque es lo mas cerca que voy a estar jamás de ser estrella del rock.” Javi Soto


Entrevista con Javier Soto

“Hago cuadros porque es lo mas cerca que voy a estar jamás de ser estrella del rock.” Javi Soto, artista

Javi Soto (Suiza, 1975), desde los 5 años vivió con sus padres de origen gallego en Navia (Asturias). Probó a entrar en la Facultad de BBAA de Pontevedra, pero no le gustó y además quedaba muy lejos del mar, así que decidió cambiarla por la de la UPV/EHU en Leioa.

Sin formación artística previa ni antecedentes familiares Javier comenzó su carrera en Bilbao.

“Aquellos que venían con cierto curriculum y con la idea clara de ser artistas lo dejaron. Yo jugaba con ventaja, no sabia nada y no esperaba nada, así que todo estaba bien para mi.”

Pertenecistes al grupo artístico Inter-Medio. Cuéntanos tu experiencia.

“Era un grupo formado por Ismael Iglesias, Diego Movilla, Patricia López y yo. Nos juntamos con la idea de pintar el punk. Yo siempre digo que hago cuadros porque es lo mas cerca que voy a estar jamás de ser estrella del rock. Es mi medio, mi necesidad, así que nosotros nos juntábamos y vomitábamos toda nuestra mierda sobre los lienzos. Combinábamos imágenes de consumo con escenas porno y cosas por el estilo, todo muy cáustico. Queríamos provocar porque sentíamos que la sociedad no nos hacia todo el caso que ansiábamos.”

¿Cómo artista como ves los centros de arte tipo Arteleku o BilbaoArte?

“Arteleku siempre fue un contenedor pero había una clara conciencia de grupo, una caldera de ideas, un punto de encuentro.”

“La tendencia últimamente de los artistas es vivir de esos espacios, como metidos en peceras y eso no es bueno. Hay que vivir la vida para no perder la perspectiva.” 

¿Como ves el asociacionismo artístico? En lugares como Catalunya tienen un importante centro de creación de arte como Hangar. ¿Crees que algo así podría ser transladable al Pais Vasco o a Asturias?

“Los artistas que hemos estado trabajando en asociaciones realizamos una labor fundamental en el desarrollo cultural. Artistas que trabajan para otros artistas, eso esta bien, no?”

“El País Vasco es un habitat perfecto para ello... Gobierno autonómico potente, dinero público para becas, ayudas a la producción y sobre todo mucha gente muy válida generando obra. Bilbao es una ciudad con potencial real.”

¿Cómo fue la experiencia como montador en el Museo Guggenheim?

“Trabajé por necesidad económica y porque me parecía muy interesante el hecho de conocer por dentro una estructura como aquella. Éste trabajo me ha dado una visión mucho mas realista del arte y el mercado del arte, un monstruo que necesita mucho pienso para alimentarse.”

 

En 2005 presentas en Madrid la exposición “Tres makeleles colgados del árbol de Gernika” que sirvió a El Mundo para escribir el siguiente titular: Del terror, arte. El 'conflicto vasco' y la violencia terrorista protagonizan por primera vez una exposición en la capital.

Algunos opinaron que no quedaba claro cuál es tu postura.

“No se lo que se publicó sobre esa exposición, pero se que se abrieron varios foros de opinión en torno a ella. Al ser comisariada por el colectivo El Perro lleva a pensar que mi obra quizás sea política o social. Yo la hice de una manera irónica. Es verdad que el tipo de obra era un poco ambigua, que mi posición no era tajante. Saco a la luz las cosas y las encuadro en mi manera estética, en mi pintura. Lo que me interesa es que la gente reaccione y me da igual que se ofenda o se alegre. Mi postura es la de hablar de lo que sea y cuando sea.”

En 2007 viajas a Los Angeles, California.

“El viaje a Los Ángeles fue un escape de Bilbao. Llevaba 15 años allí y me estaba agotando, así que ahorré dinero y me fui 6 meses por América y México. Los Angeles es una ciudad muy dura para llegar de nuevo y no tener un contacto allí, así que pasó un mes hasta que encontré el punto de partida para empezar a trabajar. La soledad es algo realmente importante en mi vida y estaba totalmente solo. Fue una experiencia de madurez tremenda, trabajar sin referentes en un nuevo proceso de trabajo todo muy mental. Imágenes que venían de un mundo de pesadillas asociado al infierno tropical que representa aquella ciudad.”

Parte de su trabajo en Los Angeles se puede ver hasta fin de Enero en la Sala Rekalde en la exposición Euforias y Demonias. ¿Cómo ves las condiciones para exponer que has encontrado aquí y en otros sitios?

“No se realmente el dinero que haría falta de verdad para hacer un proyecto de este calado, pero yo soy pintor, es decir mis expos están mas o menos cerradas, en cuanto a producción se refiere, cuando recibo las ofertas. No soy de ese tipo de artista que espera que el dinero venga por delante.”

¿Crees que a los artistas se les facilitan condiciones adecuadas?

“En general deja bastante que desear sobre todo en el contexto comercial donde el artista es el último mono. Las galerías tienen la misión principal de vender y los artistas muchas veces nos olvidamos de ese detalle y exigimos cosas que no vienen a cuento. Lo que debo exigir es que haga todo lo posible por vender mi obra, porque ese es su trabajo. Se trata de un negocio al 50%, si un galerista me exige calidad en mi trabajo yo se la doy y el me tiene que vender. Llamar a los clientes y enseñar mi trabajo, que de cobrar la mitad de cada obra vendida ya se encargan bien.”

A tu vuelta de Los Angeles y después de 15 años en Bilbao te has ido a vivir a Navia, tu pueblo de infancia. La exposición incluye también cuadros pintados allí.

“Esas piezas hablan de mi, de la idea del triunfo, el éxito social y los miedos. Los iconos de aves disecadas son puntos frívolos, irónicos, de movimiento estático, con actitud altiva pero muertos y secados como chorizos. Los trofeos hablan de mi pasado de ciclista, años durante los cuales gane muchos premios. Algunos salen representados en lo cuadros de manera fiel y convivo con ellos en el salón de mi casa, así que se podría decir que son temáticas autorreferenciales. Lo de los fantasmas tiene que ver con el reconocimiento por mi parte de todos mis miedos.”

En la exposición un  mural ocupa la pared de la derecha por completo.

“Me puse a pintarlo allí en directo y todo salió. Cuestión de dejarse llevar y de confiar en uno mismo. Si uno tiene talento lo de pensar, a veces, es simplemente inútil.”

 

Txema Agiriano

Publicado originalmente en Mugalari el 8 de Enero 2010

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