martes, 3 de agosto de 2010

¿SUEÑAN LOS GATOS ROBOTS CON PECES ELECTRICOS?



 

¿Sueñan los gatos robóticos con peces eléctricos?

El pasado mes se celebró en Barcelona el festival Sonar. Dentro de éste festival dedicado a la música avanzada y el arte multimedia cada año y desde su inicio hace ya 17 años se celebra una exposición que bajo el nombre de SonarMática se dedica a explorar el arte tecnológico. Este año los robots fueron los protagonistas en el CCCB.

El arte tecnológico ha avanzado mucho desde que en 1909 Marinetti reivindicara la máquina frente a la escultura clásica. Óscar Abril Ascaso, comisario de “(Back to) the Robots” en el CCCB, reivindica la vuelta de los robots presentando obras creadas la mayor parte en contextos artísticos pero dando también cabida a investigaciones realizadas en los laboratorios universitarios de ingeniería.

En 1992 los artistas canadienses Louis-Philippe Demers y Bill Vorn trabajaban ya con máquinas robóticas que respondían a estímulos visuales y sonoros. Tanto ellos como el catalán Marcel·lí Antúnez mostraron ya entonces sus creaciones en ésta línea. En 1996 después de conocerse en Helsinki en el Festival MuuMedia, Eduardo Kac y Marcel·lí Antúnez, realizaron una clarificadora declaración conjunta sobre la robótica y el arte:
“Los robots no son solamente objetos que el público puede percibir -como ocurre con todas las otras manifestaciones artísticas-, sino que son capaces de percibir al público por sí mismos, respondiendo de acuerdo con las posibilidades de sus sensores. Los robots manifiestan comportamientos. “
Estos creadores contemporáneos, admiradores de Jean Tinguely y Nam June Paik, tal vez los padres de la robótica en el arte, ven el arte robótico como una nueva forma de arte diferente a la escultura, el video, la performance,… y donde el microprocesador será tan importante a su arte como lo son los pinceles, la pintura y los lienzos para la pintura.
En ésta exposición entre otras muchas, vimos piezas tan espectaculares como la “Robotic Chair” de los canadienses Max Dean, Raffaelo D’Andrea y Matto Donovan. Una silla de madera de aspecto corriente que en un momento dado se desmiembra por completo cayendo sus piezas por el suelo y que al rato comienzan a moverse montándose de nuevo ella sola. France Cadet, artista y profesora de robótica en la facultad de bellas artes de Aix-en-Provence muestra animales robot que actúan al detectar nuestra presencia. Los robots de Cadet son casi como animales de compañía. Su gato robótico mira una pantalla en la que nada un pez. Parafraseando a Philip K. Dick se pregunta “Sueñan los gatos robóticos con peces eléctricos?”. Son piezas que cuestionan el comportamiento y los peligros de la ciencia. Joan Vallvé expuso un violín y unas percusiones que tocaban solas. Ricardo Iglesias presentó unas cámaras de vigilancia vivas que moviéndose libremente perseguían al espectador grabando sus reacciones y proyectándolas en el propio espacio, reflejando así la paranoia de inseguridad que afecta a la sociedad contemporánea. El artista taiwanes Jen hui Liao creó una pieza que cuestiona la relación entre el hombre y la máquina. ¿Quién domina a quién? "The self-portrait machine" invita al usuario a realizar un autorretrato asistido, en el que en realidad el dibujante humano no tiene a penas control sobre el resultado, enteramente guiado por los movimientos del sistema.

Este tipo de piezas de arte robótico, rara vez se pueden contemplar fuera de éste contexto de festivales o convocatorias concretas. El arte electrónico, aun hoy día, no llega a los museos y galerías. Existen raras excepciones como el MEIAC (Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo) en Badajoz que tiene entre sus propósitos el atender el media art que se desarrolla en la Península y en Iberoamérica. Pero la mejor manera de conocer que es lo que sucede en el arte electrónico, multimedia o tecnológico es acudir a festivales como el prestigioso Ars Electronica de Linz (Austria) que en su próxima edición, a primeros de septiembre, estrenará un espectacular y gigantesco espacio propio a orillas del Danubio. La Transmediale en Berlin, es otro de los más interesantes festivales en éste ámbito. Nacida en 1988 como festival de video dentro de la Berlinale hoy investiga las practicas artísticas que no solo respondan a un desarrollo científico o tecnológico, sino que traten el pensamiento y las reacciones a éstos hechos técnicos o científicos. Se pueden presentar proyectos para participar hasta final de Julio.
Los festivales y convocatorias se extienden por el mundo. Por nombrar unos pocos tenemos el AV Festival con carácter bianual en Inglaterra, Art Futura (Madrid), los premios Vida Artificial de Telefónica, SIGGRAPH, Observatori (Valencia), MEM (Bilbao), etc. En estos días y hasta final de Julio, en Perú y con sedes en Lima, Cusco y Arequipa el VAE (Festival Internacional Video/Arte/Electrónica) trata la experimentación en las artes electrónicas y los nuevos medios. Todos ellos representan la oportunidad para conocer el trabajo que los artistas realizan en sus talleres y en centros de producción e investigación algunos tan importantes como el ZKM de Karlsruhe, el MIT Media Lab de Massachusetts, o en lo sonoro el IRCAM de Paris.

El ser humano se siente atraído y a la vez temeroso de la vida artificial. Es lo que Sigmund Freud describía en su ensayo “Lo Siniestro" (Unheimlich) y lo que afirmaba Ernst Jentsch, acuñador del término. Un miedo instintivo hacia nuestra copia inerte. ¿Nos llegarán a dominar las máquinas como lo hace "The self-portrait machine"? ¿Substituirá el gato de Cadet a nuestras mascotas? ¿Tendrán sentimientos nuestros muebles como parece tenerlos la “Robotic Chair”? El arte se plantea hoy estos interrogantes.

Txema Agiriano
Publicado originalmente en Mugalari

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